miércoles, agosto 2

::: Clamor en la Pejepolis

Va la del dos de agosto.

Dos de la mañana y no puedo conciliar el sueño. Mis ganas de seguir siendo parte de esta lucha por la democracia, va en armonía con el palpitar de mi corazón. Una fe, una sola esperanza y un solo objetivo. Quiero despertar ya, para acudir a los campamentos y al estar ahí, captar todos los momentos e instantes que están siendo abrazados por la nueva historia de México, la que nosotros estamos escribiendo. Una breve charla con mensajes de celular con un ser especial que he conocido, producto y premio de este movimiento del pueblo, me da aliento para seguir de pie. Estoy firme, ahora más que nunca lo estoy.

Con el animo levantado, con las energías recargadas y con la cámara preparada, me dirijo al Zócalo capitalino. Sí, ese Zócalo de los comerciantes que venden cualquier cosa a diez, veinte o cincuenta pesos, pero que se niegan a vender la dignidad del país. Este lugar donde extranjeros y provincianos recuerdan hechos del pasado como si a penas ayer hubieran acontecido. Este centro histórico que despierta la memoria, que alumbra la razón, la pasión y que alimenta el corazón del mexicano. El lugar donde están las venas por donde corre la sangre de la voluntad popular. Este zócalo que de niño visitaba cuando los soldados guardaban la bandera por las tardes, el de los desfiles militares, el de los gritos de independencia, de las convocatorias a protestas, del repudio a un desafuero de a penas hace poco tiempo y que ahora es testigo del fraude electoral. Un lugar en la tierra muy peculiar, una zona abierta de ideas y de riqueza que nutre hasta lo más profundo de nuestro ser.

Mexicanos y mexicanas, a la agenda de la democracia hay ponerle comillas en el año 2006, muy en especial al mes de julio y lo que va de agosto. Han sido dos días intensos, dos días arduos, dos días que como anhelaría durarán una eternidad (especialmente el martes de hoy). He recorrido de nuevo los campamentos, cual anónimo soy como joven capitalino de 23 años, pero que Dios y el ejército de los cielos han sido testigos de que mi emoción se ha desbordado hasta el llanto. Sí, también los mexicanos lloramos y no de cobardía, de miedo o frustración, estallamos en llanto porque la tierra donde Dios nos dejó nacer es bendita, es única y es hermosa. Veo a los pequeños, adolescentes y jóvenes como yo, con la mirada fija y el paso firme en cada movimiento del campamento. Nunca pensé que una guerra sin violencia fuera tan gloriosa, como aquellas que muchas veces se ganan pero a costa de la muerte de inocentes. Si lo anterior nos les conmueve, no les emociona, está bien, solo intento decirles que mi sensibilidad a la realidad, al esfuerzo de la gente es algo sincero, se que si hoy recorriera el mundo, en ningún lado encontraría algo igual. Si hay lagrimas de mi alma, ellas brotan de felicidad, no de dolor. Amigo y hermano de México tú eres tan afortunado como yo de ser hijo de esta nación.

No hablo más de un mover partidista, porque desde que Obrador se identifico con la gente humilde pasaron a segundo plano los discursos políticos, los planes sociales y económicos. La causa y el movimiento ha apuntado a que POR EL BIEN DE TODOS, PRIMERO LOS POBRES. Por eso la gente sonríe, por eso caminan, marchan y corren, del zócalo al hemiciclo, del hemiciclo al zócalo, con mantas, cartulinas, banderas y muñecos; la lucha es justa y necesaria. Eso se vivió hoy dos de agosto cuando nos trasladamos a hacer una ofrenda floral al Hemiciclo a Juárez. Un discurso, dos discursos, pero el mayor fue entonar a voz de cuello el himno nacional y sabernos representantes de la defensa del destino de todos nuestros compatriotas. Seguro estoy que si Juárez viviera dejaría fluir un mar de lagrimas de la emoción.

Ya de regreso me impacto ver un adulto mayor sin un pie, pero con todas las ganas de expresar su repudio contra el fraude. En los campamentos ves desde gente que parece tener buena posición social y ves el opuesto, gente muy sencilla que lleva las marcas y arrugas de estar expuestos gran parte de su vida al sol del campo. Es cuando meditas con mayor sentido de humanidad, ¿por qué he de tolerar otros seis años de robos, injusticias y engaños? Otra mujer de Durango gritaba de alegría: ¡Una naranja que no pude comprar en mi tierra, yo que llevo 5 años sin cobrar mi jubilación, vine aquí a comerme ya hasta más de una! Y un testimonio que me hizo estremecer de dos pequeñas que por su propia voluntad quisieron pasar al micrófono y agradecer algo a López Obrador: mi hermanita se mutilo el dedito hace dos años, pero gracias a López Obrador se pudo operar y no nos cobraron ni un peso (quien dude tengo el video, no eran pequeñas acarreadas o con apuntador). Se los repito como casi diario lo hago, es tanto lo que se puede relatar...

Y el turno del dirigente de nuestro movimiento, con una previa cartelera cultural y artística que nunca imagine vería en mi vida. Siempre te acostumbras a cine americano, a espectáculos de las televisoras de siempre, novelas y shows que nada fomentan de sana cultura. Pero pude ver músicos geniales, improvisando frases y consignas, teatro para niños y niños menores de cien años con hartas ganas de sonreír. En resumen, vi un formato del México que necesitamos y anhelamos para rescatar el orgullo nacional. Ahí estaba, era López Obrador, el que superó con ayuda del pueblo el desafuero, ahora dispuesto a superar el robo el triunfo en las urnas el 2 de julio.

Primero Horacio Duarte, informando algo que nos da esperanza: el viernes el TEPJF resolverá si se acepta o no el conteo del voto por voto, casilla por casilla. Paciente, AMLO esperaba justo atrás. La gente gritaba: ¡duro, duro, duro, duro! Y más consignas de ensayo para el principal clamor de la Pejepolis: VOTO POR VOTO, CASILLA POR CASILLA. Y luego a tomar la palabra el Sr. Presidente Andrés Manuel López Obrador. Y el clamor del pueblo lo alimentaron de energía y determinación. Sí el AMLO sereno y tranquilo que conocemos ahora hizo más enérgicas sus expresiones, nunca pisoteando algo o alguien que no se lo mereciera. El grito cada vez más fuerte en contra de medios prostituidos y el sabio: ¡Si no hay solución, habrá revolución! Ambos se escuchaban fuertemente, Obrador detenía sus palabras y miraba nuestra cámara fijamente para hallar descanso. Sí esta vez el Peje miraba menos hacia las cámaras de los medios y nos dejo sentir, que es el pueblo, nosotros, a quienes realmente le importamos más.

Con una sonrisa o asentando con la cabeza, AMLO miraba cada grito eufórico que desprendía cuando la ocasión lo ameritaba y es que ya estando yo en primera fila, nada impide que me detengan. ¡Nacimos para defender el país! Y Obrador decía: “No ha habido cambio político, no lo hubo ni en el terreno económico, ni social, menos político. Lo que estamos viviendo, la imposición, el querer imponer un presidente espurio, no se puede permitir. Por ello debemos luchar, AHORA NOS TOCO A NOSOTROS HACER VALER LA DEMOCRACIA”.

Y tal era su discurso que de pronto pensabas que estabas dialogando cara a cara, frente a frente con él. No hay diferencias, solo tengo 23 años y él más, no se cuantos tengas tú que lees esto, PERO JUNTOS CON AMLO BUSCAMOS EL BIENESTAR DEL PAÍS. Sí, ya no es cuestión de cargos, de títulos o posiciones, es querer construir un país distinto al de hoy. Asamblea informativa, asamblea permanente, asamblea mexicana, asamblea humana. Unos minutos para alimentar la esperanza pero para actuar con sapiencia, unas razones para oponernos al sistema manipulador de masas y construir el sistema humano que el país pide a gritos. Sí, por si fuera poco nos invitó a comenzar a tener reuniones y entre nosotros mismos discutir, proponer, analizar y diseñar actos que independientemente el fallo del tribunal podamos emprender como pueblo libre y soberano.

No, no es el querer ser presidente, no es llevar a su equipo de campaña a la cumbre del poder, es darle al pueblo el poder y el lugar que merece y que desde siempre le han negado la mayoría de sus gobernantes. Aquí hago una pausa y no se si algún día les vuelva a relatar algo así, porque desde ya pongo mis manos, pies, menta, alma y corazón para actuar en obediencia al presidente de México, al que le dimos la mayoría de votos el 2 de julio: ¡A sus ordenes Señor Presidente López Obrador! Dicho lo anterior, me miró fijamente y sonrío con un gesto de gratitud.

¿Eres del DF? no se que esperas para unirte a los campamentos, ¿entonces para que alzaste la mano el domingo si estuviste en el zócalo?, ¿entonces para que te informas si te vas a quedar de brazos cruzados? Si eres de provincia, ¿cuánto vas a sacrificar por llevar la verdad al terreno practico, sea donde vives o si le vas a caer a los campamentos?, ¿eres capaz de venir a respaldar los campamentos o de menos mandar algunos víveres para los que están acá?, ¿quieres datos nada más para tu colección personal o si tienes los tamaños para empezar a chambear en tu comunidad?

He aquí la sabiduría, el clamor en la Pejepolis ya no es solo el VOTO POR VOTO, es además MEXICANO POR MEXICANO. Tu eres el destino, él esta en ti. ERES Y TIENES SOLO LO QUE TU QUIERES. Al menos eso fue lo que en esencia López Obrador nos predico hoy...

JOVEN DF

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